sábado, 24 de mayo de 2014

YOU ARE A BIG GIRL NOW

Bob Dylan - Blood on the Tracks

El verdadero superhombre, tal como Nietzsche lo definiría. Dios está muerto, porque Bob Dylan subió a los cielos, vio la verdad y descendió para contarnos de que se trata todo. Su palabra es sagrada. Su prosa, inmaculada, perdurará por los siglos de los siglos, ayer, hoy y siempre...

El no necesita la voz para cantar, no necesita de instrumentos para hacer música. La supremacía de sus creaciones radica en que Dylan le dio contenido a algo que antes de él era una criatura carente de forma. El rock no pudo volver a ser lo que era después de Bob, aunque algunos descorazonados se refieran a él como letrista y no como un músico.

"Blood on the Tracks" es el primer disco de Dylan que tuve la suerte de escuchar. Es un disco muy personal, con el que es muy fácil identificarse."Ya sos una chica grande", me dice, y es cierto: ya estoy grande, pero aunque el tiempo pasa, casi siempre vuelvo a buscar la sangre que me dejó en las pistas, porque a veces, por un simple capricho del destino, la soledad termina ganando la guerra a pesar de haber perdido todas las batallas.

Su sabiduría no tiene límites. El sabe que cuando algo no esta bien entonces esta mal, y es que pensar y sentir tan profundamente debería ser un pecado. En el disco sus palabras soplan como el viento, un viento idiota que arrastra el lamento de haber nacido demasiado tarde. Blood on the Tracks se ofrece como una dosis letal en el momento de regatear por tu vida.

Dylan deja su sangre en las pistas, fue traicionado por última vez y ahora finalmente es libre. Ofreció su inocencia y le pagaron con desprecio. Pero el superhombre es grande y no obstante nos dice: "entra, te daré refugio contra la tormenta".

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