Si de mil razones para no escuchar a los Beatles hablamos en este humilde espacio, una de ellas es considerar a aquellos grandes artistas que fueron influencia, para las generaciones venideras a la par que continuaban su obra en modo genuino. Ello es posible gracias al prestigio ganado durante su carrera. En ese contexto, sus capacidades creativas e interpretativas son libres de ataduras comerciales o exigencias mercantilistas y su genio nos da una obra prolífica e inagotable.
Dentro del muy selecto grupo de artistas a los que podemos otorgarles esas cualidades, sin dudas se encuentra Neil Young.
Artista folk, canadiense, pacífico, contestatario y comprometido.
Cultor de la independencia artística a pesar y gracias a su trascendencia.
Young fue en los 70 un rockero descarnado, pero supo acompañar el paso del tiempo con la madurez y no con el envejecimiento, evitando convertirse en una mueca de si mismo, y manteniendo el espíritu del rock en su mensaje musical y en sus interpretaciones hasta hoy.
Es un referente para las nuevas generaciones, un emblema del pasado más genuino y un faro que guía al rock para evitar que navegue a la deriva en medio de tanto marketineo y productos inventados.
Un genio que sin dudas es una de las mil razones para no escuchar a los Beatles.
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